¿Por qué tienes que ser tú quien entienda a tus padres? ¿Me creerías si te digo que es por tu propia salud emocional? Déjame explicártelo paso a paso y demostrarte una vez más que eso que "te hacen" cuando te sientes herido no tiene que ver contigo y que tienes lo que se necesita para sanar. Empecemos este viaje desde mi propia adolescencia.
Este espacio lo dedico a los jóvenes adolescentes y a los adolescentes heridos en el cuerpo de adultos, quienes en su relación con sus padres se han sentido solos, abandonados, enojados, incomprendidos, invisibles, presionados, frustrados, tristes, rechazados, juzgados, inseguros, que no hacen nada bien, no escuchados, no validados y, por tanto, no amados. A ustedes les dedico este espacio, esperando que, con estas historias y el aprendizaje que extraigas de ellas, puedas encontrar algo de paz al reconocer que no tiene que ver contigo.
Uno de los duelos que con más resistencia y dolor he vivido ha sido el fin de mi familia nuclear que sucedió en un santiamén: una noche, al ir a dormir, tenía una familia formada por papá, mamá y hermano. Al despertar, todo había cambiado. Ya no tenía mamá y, con el tiempo, para sobrevivir, mi papá se fue alejando, mientras yo me olvidé de mi hermano.